México/abril 26/1947
Estoy terriblemente solo. Te necesito.
No puedo defenderme más contra tu ausencia y mi soledad.
Es una claudicación, naturalmente. ¿Qué quieres?: la neurosis, tú, el tiempo…
Te esperaré a las 4 de la tarde en el lugar de siempre. ¡Cualquier día de estos! Mañana, el lunes, el martes… yo estaré allí aguardándote, creyendo.
La lluvia me empujó al correo. ¡Está lloviendo a cántaros! Y sobre mi corazón, a cántaros, tú.
Ven. Te espero. Ven…
Jaime
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